Jorge Henn

— Jorge Henn

Sobre el 24 de Marzo y la violencia cotidiana

articulo la capital 30-03-2014 IIHace pocos días que vivimos el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, y recordamos las torturas, encarcelamientos clandestinos y desapariciones producidas por la última dictadura militar, que se inició en 1976 tras el golpe de Estado contra el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Sin embargo la violencia se había apoderado de la vida política argentina años antes, demostrando que nuestra sociedad no podía procesar sus conflictos democrática y pacíficamente.

Cuando el pasado se coloca ante nosotros, como señaló Carlos Nino, las preguntas esenciales que nos interpelan son ¿cómo enfrentar el mal?, ¿cómo responder a las violaciones masivas de los derechos humanos?, ¿cómo hacerlo cuando son cometidos desde el Estado o por quienes cuentan con el consentimiento y la tolerancia de los gobiernos?

El 24 de marzo no es sólo un día del pasado. Recordarlo hoy cobra sentido sólo si actualizamos los valores que aprendimos de aquella tragedia, esto es, hacer una evaluación sobre la situación actual de los derechos humanos.

Los enemigos de la democracia aparecen con otros ropajes. Gran parte de la violencia actual tiene que ver con organizaciones delictivas que en algunos casos, gracias a reductos autoritarios que quedan en las instituciones policiales de todo el país, intentan con su accionar desestabilizar el orden institucional. Estos días somos testigos de los planes siniestros de estos delincuentes para amedrentar a la Justicia. Al mismo tiempo, comprobamos satisfactoriamente que la respuesta de todo el espectro político y social ha sido unánime repudiando estas amenazas y apoyando la valiente actuación de fiscales y jueces.

Muchas de las medidas que se toman cada día en el marco de la reforma policial en marcha, o la transformación del sistema procesal penal no tendrán efectos inmediatos, pero son las condiciones básicas para enfrentar estas provocaciones a la convivencia pacífica. La democracia se juega en cada paso que damos para crear mejores instituciones.

No quisiera soslayar los episodios de “justicia” por mano propia que se vivieron en Rosario, una alarma que suena en todos los despachos de quienes nos ocupamos de la cosa pública, pero, hay que decirlo también, en cada institución privada, en cada familia y ciudadano. Repudiamos estos hechos, que son la antítesis de una sociedad democrática, pacífica y tolerante.

La violencia no es patrimonio de un “ellos” indiferenciado que amenaza a un “nosotros” menos definido. Vemos a diario episodios de violencia que, aunque de menor escala, impactan en el clima social: malas actitudes en el tráfico, en las relaciones familiares y entre vecinos, entre hinchas de fútbol, en definitiva, en la vida diaria. Todos tenemos una cuota de responsabilidad. Asumirla es el primer paso para resolver estos problemas.

3 comentarios
  1. HERNAN GIMENEZ ( YIMI) DE BIGAND STA FE 03464585190 CELU dijo: 2 abril 2014

    HOLA JORGE, MI OPINION SERIA QUE VUELVA EL SERVICIO MILITAR Y QUE SE LE APLIQUEN CONDENA,TIENE QUE TENER HAGO PARA PARAR ESTO,NO SON NADIE PARA JUGAR CON LA GENTE COMO JUEGAN,ESTOS MAL VIVIENTES, O COMO QUIERAS LLAMARLOR. TE LO CUENTO PORQUE VOS SABES, QUE SOY CAMIONERO Y QUE ESTOY CON EL GRUPO DE NATI VALERI, Y A MI ME PASARON COSAS QUE ME PARARON Y AN JUGADO CONMIGO, COMO HACERME PONER DE RODILLA Y JUGAR A LA RULETA RUSA, COMO TENERME ATADO UN DIA ENTERO DENTRO DE UNA CUCHETA, COMO LLEVARTE A UN MONTE E INTENTAR DEJARME ATADO . SABES LO QUE PASA JORGE, QUE EL, QUE NO LA PASA NO SABE LO QUE ES. TE DA UNA IMPOTENCIA TREMENDA. AHORA YO TE HAGO UNA PREGUNTA A VOS COMO TE PONDRIAS? UN HABRAZO Y CUIDATE DE ESA GENTE

  2. Ana Fedele dijo: 2 abril 2014

    totalmente de acuerdo, creo que el problema de la violencia no existe solo en los sectores marginados. Está implantada en la sociedad toda y por momentos se siente que es peor la manifestada por los sectores de mejores niveles socioeconómicos. El odio, resentimiento manifestado por la gente que cree que trabaja para mantener los planes sociales está mostrando una intolerancia y una falta de conciencia comunitaria que por momentos parece no tener retorno. La falta de autoridad paterna, la falta de valores, de límites, de respeto etc., nos está llevando a un estado caótico y desquiciado. Quien y cómo se revierte esto, no lo se, y me preocupa. Estos casos llamados «linchamientos» nos está demostrando que esta sociedad está involucionando.

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