Ante la resistencia opositora al tratamiento sobre tablas de la Reforma Constitucional queda absolutamente claro que no quieren la Reforma.
Tuvieron 30 años de oportunidades y nunca encararon la Reforma de la Constitución. La verdad es que perdimos mucho tiempo y nos cansamos de las especulaciones y de los intereses sectoriales que se interponen en el camino progresista de todo el pueblo de la provincia de Santa Fe.
Me da tristeza pensar en la falta de grandeza política. No he visto nunca una Legislatura con 50 Reformistas que rechace una Reforma Constitucional.
Nuestra preocupación no deben ser únicamente las discusiones de coyuntura en las que solemos deshacernos sino el futuro que les vamos a dejar a las próximas generaciones, en trabajar por una sociedad mejor, por tener reglas más justas, adecuadas a las épocas que atravesamos.
No agreguemos más fracasos a nuestras instituciones, cuando tenemos todas las condiciones para concretar un cambio.
No tienen una sola excusa válida para rechazar la necesidad de esta Reforma, se hizo todo lo que había que hacer. Se consultaron a todos los sectores, a todas las organizaciones intermedias, a toda la sociedad. Si realmente compartieran la convicción de la necesidad de la reforma, la harían hoy… ¿Cuál es la traba? ¿La posible reelección del actual gobernador? Podrían imponernos una cláusula transitoria y avanzar. Pero ni eso hacen.
Formamos parte de un colectivo que tiene la chance indudable de comenzar un proceso de transformación real, palpable, de salvar el déficit institucional que implica tener una Constitución Provincial de 1962. Por fin, después de 35 años de democracia, hoy tenemos la oportunidad de debatir una Constitución que responda a las necesidades de este tiempo.
Nuestra Constitución vigente no registra las Autonomías Municipales, no contempla la protección de los Derechos Humanos, del Ambiente, de la Diversidad Sexual ni tampoco de nuestros patrimonios. Seguimos siendo la única provincia que comienza sus periodos ordinarios el 1° de mayo, conllevando una mora legislativa constante. Además es contradictorio que nuestros jóvenes puedan votar al Presidente de la Nación a los 16 años pero no a sus concejales, presidentes comunales, intendentes o gobernadores.