Las declaraciones públicas del Ministro de Energía de la Nación respecto a su decisión de mantener sus ahorros en el extranjero hasta tanto recupere la confianza en la Argentina dejan en evidencia una dolorosa verdad: los funcionarios del gobierno nacional manejan la economía del país, o sea los recursos de los argentinos como si se trataran de asuntos ajenos y evidentemente no tienen confianza en el rumbo económico del gobierno de Cambiemos, es decir, de su propio gobierno.
Son muchos los funcionarios de Cambiemos actúan en la gestión pública como técnicos contratados, que no sólo no confían en lo que están haciendo, sino que lo dicen a viva voz. Lo único que quieren es salvar sus patrimonios de las eventuales consecuencias negativas de sus propias acciones.
Por ejemplo el titular de la AFIP, Leandro Cuccioli o el propio Ministro de Economía de la Nación, Nicolás Dujovne, cuestionado recientemente en una rueda de prensa por mantener su patrimonio en offshore.
Pero no quiero dejar pasar las afirmaciones de Aranguren que son, quizás, el peor ejemplo porque, además de dejar su patrimonio afuera, toma decisiones que lo enriquecen.
Como por ejemplo, las decisiones que toma siendo accionista y ex gerente de la Petrolera Shell. Todos conocemos de los intentos por quedarse con la explotación de Vaca Muerta, nuestra principal reserva energética nacional, para posicionar los intereses de su empresa, que, entre otros negociados, busca cerrar nuestra empresa petroquímica provincial -La Refinería de San Lorenzo- para llegar a ser la primera proveedora de asfalto del país.
Las declaraciones del ministro se suman a reiteradas decisiones que despellejan la economía de la clase media, aplicando un aumento de tarifas en dos años y sin antecedentes como por ejemplo el 2000% en electricidad, más del 1600 % en el precio del gas domiciliario y más del 900% en el precio de los combustibles. Todo eso, en un cálculo inflacionario absurdo del 25%.
Les pido a mis correligionarios de buena fe que no admitan semejante expresión de cinismo. La UCR no puede acompañar, por principios, tamaña consagración de burla a los argentinos.
Aranguren se sinceró con brutalidad y dejó en claro que no estábamos equivocados los que decidimos no sumarnos a esta nueva experiencia neoliberal de Cambiemos: son CEOS, no tienen ninguna relación con la política y sólo persiguen sus beneficios sectoriales.
Hay muchos de nuestros políticos que penosamente siguen esas prácticas, pero desde el Frente Progresista y desde el radicalismo sabremos ponerle coto a esas ambiciones, especialmente quienes aún honramos a Alfonsín, a Illia y a todos los hombres honestos que nos enseñaron que la política era una herramienta para mejorarle la vida a los demás, no para enriquecerse.