Convivir con semejante situación de desigualdad resulta al menos vergonzoso para un país como la Argentina , que tiene un franja de ingresos cercana a los 20.000 pesos y un piso de 1604 de promedio de ingreso principal individual. Cuando hablamos de inseguridad y de políticas públicas no podemos obviar esta grieta entre ricos y pobres que debe comprometer a todos los ciudadanos a combatir la desigualdad.  Sería muy interesante poder debatir sobre estas cifras e índices como el Coeficiente de Gini,  con un Sistema Estadística estatal confiable y científico que garantice fiabilidad a los ciudadanos a los políticos y economistas. Dichos muestreos son observados con desconfianza por la población y nos quita una herramienta para pensar el modelo de país.