— Jorge Henn

Retiran la gendarmería de Santa Fe

El gobierno nacional decidió unilateralmente retirar las fuerzas de gendarmería que trabajaban en la provincia de Santa Fe, sobre todo en el control de las rutas y grandes centros urbanos.

Este repliegue de gendarmes refleja la lógica centralista y unitaria del gobierno nacional y lejos de profundizar las acciones coordinadas con las provincias, reforzar el Sedronar o áreas científicas de la policía federal, se decidió combatir el delito reubicando 4000 gendarmes en la provincia de Buenos Aires. Es decir, el mensaje del gobierno nacional ha sido el de militarizar esa provincia y poner al frente de la bonaerense a un hombre que defiende la política de ‘mano dura’.

Deberíamos preguntarnos ¿Por qué no se administra los recursos de seguridad federales para custodiar las fronteras o las rutas por donde se ingresan las drogas a nuestro país?

Paradójicamente, al mismo tiempo se presentó con bombos y platillos un programa denominado “federal” de seguridad. Hay otro problema por resolver: la asignación de la fuerza en Buenos Aires parecería haber sido realizada sin previo análisis. Puede vislumbrarse una distribución totalmente arbitraria, con ciudades donde destinan 20 hombres y otras con 400, 500 ó 600.

Casualmente las que albergan a menos oficiales no responden al mismo signo político del gobierno nacional. Hay varias lecturas posibles, una de ellas es que desde la Nación se premia a los amigos y castiga a los opositores, al igual que con la obra pública, la distribución de ATN (Aportes del Tesoro Nacional); profundizando su autoritarismo y jugando con la vida de los ciudadanos que elige proteger o dejar al margen.

Esta situación no tiene lógica o planificación, se presentan las políticas como si de un show mediático se tratara, pensadas como un refuerzo para la campaña electoral de intendentes afines que piden mano dura.